Autocomprensión de Jesús como el único y divino Hijo de Dios

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En este ensayo discutiremos lo que los eruditos han llamado como el autoentendimiento que Jesús tenía. Ver cómo Jesús se veía a sí mismo es de suma importancia para establecer la historicidad de Jesús adecuadamente. Para ir al grano quiero mencionar varios dichos auténticos del Jesús histórico que muestran el autoentendimiento de Jesús como un ser divino mucho más trascendental que un mero ser humano.

Jesús le pregunto a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?  Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”

(Marcos 8:27-30; Mateo 16:13-17; Lucas 9:18-21)

 

Este pasaje es un dicho auténtico del Jesús Histórico encontrado en todos los evangelios sinópticos por lo que cumple el criterio de atestiguación múltiple. Mateo es el único evangelio que  menciona la frase que dice: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Probablemente este fue un dicho que Mateo pudo rescatar por ser un testigo ocular de la vida de Jesús y en el cual Marcos ni Lucas que no fueron testigos oculares, no pudieron rescatar, sino que recopilaron el material de otros cristianos que sí fueron testigos. Aún así, los tres evangelios relatan que Jesús acepta la declaración de Pedro como el Cristo, el único Hijo de Dios.

“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.” (Mateo 11:27)

 

Este dicho no es producto de la teología posterior de la Iglesia ya que establece que el Hijo es incognoscible –nadie conoce al Hijo sino el Padre-, pero para la Iglesia después de la Pascua admitimos que podemos conocer al Hijo. Este dicho nos dice que Jesús se veía a sí mismo como el único y divino Hijo de Dios y la única revelación de Dios el Padre a la humanidad.

“Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.»

(Marcos 14:60-64)

 

“Marcos escribe este pasaje no solo para demostrar que Jesús abiertamente afirmaba ser quien es él, sino también para proveer a los lectores con un brillante ejemplo cómo ellos deben reaccionar cuando pusieran a prueba su fe en Jesús. Los falsos testigos demuestran que esto es realmente un juicio basándose únicamente en la afirmación de que Jesús es el Hijo de Dios.” (Larry W. Hurtado Mark –NewInternational Commentary; Peabody MA: Hendrickson-1989-, 249)

Otro pasaje de suma importancia que debemos recordar es la parábola de los labradores malvados la cual es aceptada como auténtica incluso por el Seminario Radical de Jesús. Esta dice:

“Entonces comenzó Jesús a hablarles en parábolas: Ün hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Llegada la cosecha, mandó un *siervo a los labradores para recibir de ellos una parte del fruto. Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías. Entonces les mandó otro siervo; a éste le rompieron la cabeza y lo humillaron. Mandó a otro, y a éste lo mataron. Mandó a otros muchos, a unos los golpearon, a otros los mataron.

 Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último, lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!” Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra.” Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo. (Marcos 12:1-8)

Esta parábola nos enseña que Jesús se concebía a sí mismo como el único y divino hijo de Dios, el mensajero final de Dios distintos de todos los demás profetas enviados por Dios que lo habían precedido.

Craig Evans, erudito del Nuevo Testamento dijo: “Si se interpreta la parábola dentro de su contexto evangélico, entonces estas preguntas reciben una respuesta afirmativa. Sí, Jesús dio a entender que él es el hijo del dueño de la viña, rechazado y asesinado por los arrendatarios. Dado el simbolismo de la parábola -que Israel es la viña, que Dios es el propietario de la viña y que los jefes de los sacerdotes son los arrendatarios que se niegan a cumplir la voluntad del dueño-, Jesús expresó implícitamente que no es sólo un mensajero más enviado por Dios a Israel, sino que es el Hijo de Dios, a quien los líderes religiosos de Israel intentan matar.” (Libro: Fabricating Jesus)

Un pasaje que no podemos ignorar es Marcos 13:32 que dice: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.”

Es un dicho auténtico porque los escribas no hubieran escrito un pasaje que parece indicar que Jesús tenía un conocimiento limitado si en realidad él mismo no lo hubiera dicho.

 

Una última evidencia para mostrar que Jesús se veía a sí mismo como el único Hijo de Dios eran sus oraciones dirigidas al Padre. Usted puede ver a lo largo de los evangelios que Jesús se refiere a la persona del Padre, lo que significa explícitamente que Jesús se veía a sí mismo como el Hijo. Esto es de suma importancia.

James Dunn dice: “Cuando los evangelistas no han desarrollado un tema en particular, es normalmente una buena indicación de su historicidad. Como ya hemos visto, los escritores de los Evangelios muestran un alto grado de libertad en la elección de materiales (lo que dejan fuera, así como poner en) y en la forma en que interpretar y utilizar. Así que cuando nos encontramos con una tradición que no lo han hecho construido en un tema más sostenido, podemos estar bastante seguros de que esa tradición contiene una pieza de información histórica. Ellos han incluido no tanto para hacer un punto de su elección, sino simplemente porque pertenecía a la memoria de los tiempos de Jesús en la tierra.”

(Libro: The Evidence for Jesus por James Dunn)

 

Quizás usted haya notado que me he limitado a mencionar versículos solamente de los evangelios sinópticos y no he mencionado el cuarto evangelio canónico del Nuevo Testamento, el evangelio de Juan. La verdad es que lo he hecho a propósito y con toda la intención. Ciertamente creo y afirmo que el evangelio de Juan es histórico y confiable para analizar a la persona de Jesús, pero debido a que pueden haber muchos lectores escépticos que leen este blog los cuales probablemente no ven este cuarto evangelio como histórico, pues me he limitado a mencionar solo los sinópticos. Para evitar una petición de principio demostrando la historicidad del evangelio de Juan para después mencionar sus dichos auténticos le recomiendo de antemano leer al erudito del Nuevo Testamento Craig L. Blomberg en su libro: «La confiabilidad histórica del evangelio de Juan».

Conclusión

Hemos visto distintos dichos auténticos de Jesús los cuales su autoentendimiento como el único y divino Hijo de Dios. Esto nos lleva a la conclusión de que Jesús no solo declaró ser el Mesías, sino también el histórico Hijo de Dios. Amén.

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